viernes, 28 de noviembre de 2014

El cuenco de madera


El cuenco de madera

La gente muchas veces es egoísta 
y no espera pasar por determinadas situaciones.
Nuestras acciones son ejemplos, por eso, 
haz lo bueno para recibir lo bueno!


Un anciano mayor se trasladó a vivir a la casa de su hijo, nuera y nieto con 4 años.
Sus manos eran trémulas, su visión embaciada y sus pasos vacilantes.
La familia cenaba reunida, pero las manos trémulas y la visión defectuosa del
anciano al tomar la comida hacían que arvejas huyeran de su cuchara y quedasen en el suelo.
En cuanto erguía un vaso, algo de la leche era derramada sobre el mantel de la mesa.
El hijo y la nuera se enojaran con el desarreglo.
- Hay que tomar providencias cuanto a papá – dijo el hijo. - Ya tuvimos
demasiado de leche perdida, ruido de gente masticando la comida de boca abierta y comida tirada al suelo!
Así que decidieron poner una mesita a un canto de la cocina, donde el abuelo comía solo, mientras los demás miembros de la familia comían a la mesa principal, con satisfacción.
Después que el viejito rompera uno o dos platos, su comida venía servida en un cuenco de madera.
Mientras la família miraba al abuelo, sentado sólo, percibían que a veces él
tenía lágrimas en sus ojos.

Así mismo, sólo le dirigían palabras duras cuando le escapaba un cubierto o un poco de comida.
El niño de 4 años de edad veía a todo en silencio.
Una noche, antes de la cena, el padre percibió que el niño jugaba en el suelo, manejando trozos de madera. Le preguntó delicadamente al hijo:
- Qué haces?
El niño contestó dulcemente: - Estoy construyendo un comedero*.
- Un comedero? Y para qué esto, hijo? – le preguntó el padre.
- Es para que mamá y papá coman en cuanto yo sea adulto!


El chico de 4 años de edad sonrió y volvió a su trabajo.
Aquellas palabras tuvieron un impacto tan fuerte sobre los padres que se quedaron mudos.
Lágrimas empezaron a correr de sus ojos.
Aunque sin hablar nada, ambos sabían qué tenían que hacer.
Aquella noche, el padre trajo el abuelo gentilmente por las manos, hasta la mesa de la familia.
Desde aquel día hasta el final de su vida, tuvo todas las comidas al lado de los otros miembros de la familia.
Por alguna razón, el marido y su esposa no se enojaban más si un tenedor cayera, si la leche era derramada o el mantel se quedaba sucio.

De la pureza de um niño podemos sacar grandes enseñanzas.
Podamos reflexionar sobre las actitudes que tenemos frente a las personas,
tomando en cuenta si lo que hacemos es justo.

Nuestras acciones son ejemplos,
ejemplos que se siguen!

Por eso, acuérdate siempre que mañana te puede pasar la misma situación que causas a otros hoy.


Entonces, cultiva buenas cosas y tendrás la justa retribución!



*Comedero: recipiente para servir água o comida a los animales.

言 圣 道 Yánshèng Dào Camino Espiritual de la Palabra Sagrada. 

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