Testimonios IV
1. Graciela Pardiñas
2. Vettiana Castro
1.
Vivimos
en un mundo que parece cada vez más acelerado y empujado por la
tecnología, el consumo, las redes sociales, etc., etc., recibiendo
impulsos ya sin saber de donde provienen, esa fuerza que nos hace
apurar a todos - sobre todo sucede en las grandes ciudades- y genera
la “ilusión” de velocidad, sin embargo hay aspectos importantes
de la vida y es el tiempo que dedicamos a estar con nosotros mismos y
a estar con los demás, pero sin distracciones.
Cuando
prestamos atención y miramos con el corazón a los otros, nos damos
cuenta que ambas cosas presentan desafíos, estar con otra persona
exige abandonar ciertas seguridades propias; estar en serio con uno
mismo exige aceptar la soledad, luego quien sabe estar consigo mismo
sabe estar con otros y viceversa.
Siempre
es más fácil relacionarse con quienes se parecen más a nosotros y
está perfecto; pero quién termina ahí su mundo de relaciones sin
aventurarse un poco más allá, no sabe lo que se pierde.
Viviendo
“mi espiritualidad”, llegué al Centro de Espiritualidad Oriental
Shèng Ài 圣爱
(hace
casi 2 años), allí comencé la Práctica Espiritual Yánshèng Dào
言圣道
(Camino
de La Palabra Sagrada), conjunto de Enseñanzas de los Santos y Budas
que tiene como objetivo principal la liberación del ser humano de
sus propias ataduras; tanto a nivel espiritual, emocional y corporal;
a
fin de purificarnos y lograr la meta de la Felicidad Suprema: el
encuentro con nuestro Amado Padre.
Impartidas
por Xiān dǎo Glauco Branda, el cual generosamente dando su tiempo,
enseña como alcanzar el equilibrio interno para lograr la armonía
exterior y alcanzar la meta de la Felicidad Suprema.
A
pesar de estar transitando lo que me queda de vida y de pertenecer a
una generación que teníamos como mujer un solo mandato de ser hijas, mejores esposas, madres, profesionales, etc.
Y ahora que
hice todas esas cosas lo mejor que pude con mi educación de base
cristiana; lo que me queda de vida intento profundizar mi
espiritualidad, aquí en Shèng Ài, estoy iniciando ese camino paso
a paso, desarrollando pensamientos positivos en la mente,
descubriendo lo que “no” estamos haciendo y deberíamos hacer;
mejorar lo que estamos haciendo bien, sonriendo mucho, que hace bien
y contagia a las personas que están a nuestro alrededor.
Atesorando
los momentos gratos que compartimos al escuchar La Palabra Sagrada,
junto a los compañeros los cuales son verdaderamente un apoyo.
Poco
a poco voy en este camino recordando que un viaje de mil kilómetros
empieza con un solo paso, comprometiéndome a buscar en mi interior
para lograr ese vínculo sano y paz interna y esa transformación que
genera el estar cerca de las Enseñanzas Sagradas.
El
aprender a no juzgar, a ser reflexiva, a no ver los defectos en los
demás y en cambio trato si con sinceridad de percibir los puntos
buenos y fuertes de los demás y encontrar sus cualidades.
Y
como dijo Buda:
“La gran Bendición de escuchar La Palabra Sagrada y
cultivar las Virtudes
es para las personas que tienen preparado su corazón."
Aprovechar
esta gran oportunidad
para
dominarse y transformarse a sí mismo.”
Intentaré,
sé que estoy comenzando el camino junto a los compañeros que me
rodean, los cuales son emprendedores y tenaces, para que juntos
podamos transformar estos nuevos tiempos y generar la Armonía con el
entorno y lograr el equilibrio interno que genera esa Armonía.
Gracias
Xiān dǎo, gracias compañeros y sobre todo
GRACIAS DIOS!
TE
AMO.
Mi
meta aunque se es difícil y el camino empedrado,
como dice Buda en
el Dhammapada:
“Igual que una flor bella y de brillante color,
pero
sin perfume,
así
son de estériles las buenas palabras
de quién no las pone en
práctica.”
Con
la ayuda de DIOS quizás lo logre.
Bendito
TÚ eres SEÑOR ahora y siempre.
AMÉN.
Graciela
Pardiñas
2.
Mi nombre es Vettiana.
Si bien
hace ya unos cuantos años que conozco a Xiān dǎo Glauco Branda
y
el Centro de Espiritualidad Oriental - Shèng Ài 圣爱,
soy una de los integrantes con menor tiempo dentro de la Práctica
Espiritual Yánshèng Dào 言圣道.
Luego de varias idas y venidas
en mi vida, alcance muchos de los logros socialmente estipulados
(viajes, desarrollo profesional, estabilidad emocional, etc., etc.).
Pero la sensación de vacío y esa búsqueda constante de algo más,
siempre me acompañó.
Una inquietud y pregunta constante: tiene
que existir algo más, la vida tiene que ser más…
En el Centro Shèng Ài,
finalmente encontré respuestas a esas inquietudes, encontré ese
lugar en el mundo donde uno poco a poco aprende a verse como
realmente somos.
Aprendí que tenemos una misión más elevada que la
simple existencia, que todos los seres humanos tenemos una misión
Espiritual o Celestial.
Encontré un Guía Espiritual,
un Maestro, que con un increíble amor desinteresado, nos enseña a
corregirnos, a vernos como realmente somos, a no auto sabotearnos, a
amarnos a nosotros mismos con profundidad y respeto, pero
principalmente con madurez y compromiso.
A ser mejores cada día, a
renovarnos constantemente.
Fue a través del Servicio
Desinteresado, sirviendo una tasa de sopa, cortando una zanahoria,
preparando una clase, recibiendo una sonrisa alegre o un cálido
saludo, que comencé a entender las Enseñanzas de los Santos y
Budas.
Con la guía certera de nuestro Maestro, que con tanta
Sabiduría imparte dichas Enseñanzas, poco a poco mi corazón,
comenzó a abrirse cada día un poquito más.
Paso a paso comencé a
vivenciar ese mandamiento tan hermoso que nos dejó Cristo Jesús y
que muchas veces es malinterpretado,
“Ámense los unos a los otros,
como a sí mismos…”.
Pregunto: ¿Existe acaso otra
forma de amor, que no sea el entregarse a los demás?
el asumir el compromiso de
ayudar total y desinteresadamente a las personas a vivir cada día en
mayor y mejor armonía?
Existe acaso otra forma de
amor que: en un mundo material, egoísta, oscuro y con un corazón
con mucha maldad, enseñarnos a vivir con austeridad, armonía,
felicidad y con un corazón gentil?
Eso es lo que aprendemos todos
los días en nuestro Centro, eso es lo que nuestra amada Práctica
nos imparte y nuestro Guía nos enseña a través de su ejemplo todo
el tiempo.
Aprendo a que se puede vivir
de otra manera, a que cuando uno cambia todo cambia, pero lo más
importante aprendí y aprendo a que si se puede cambiar.
A que si se puede hacer las
cosas de otra forma, a que podemos estar en armonía y felicidad
verdadera y no una alegría emocional y pasajera.
Nuestro Guía con mucho amor y
profunda Misericordia nos enseña que el mundo y nuestro entorno es
el resultado de nuestro corazón.
Reforzando nuestros aspectos
positivos o guiándonos a profundas reflexiones sobre nuestros
aspectos negativos podemos cambiar.
Nos enseña a transitar una vida
espiritual, en un mundo material, a comprender el Amor de DIOS y de
esta forma poder amarlo, a descifrar esa misión original que todos
tenemos, a ver nuestra Verdadera Naturaleza, aprendemos a vivenciar
nuestro “Verdadero yo”.
Son muchas las cosas que he
podido aprender en este corto período, doy gracias al Cielo Santo y
a DIOS por ello.
Doy gracias a mi Maestro
Glauco Branda y compañeros de Sangha, por recibirme y permitirme
formar parte de esta hermosa Práctica.
Gracias por mostrarme el
camino.
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