viernes, 16 de septiembre de 2016

4a. Entrega: TESTIMONIOS DE ALUMNOS DE ESPIRITUALIDAD YANSHENG DAO 言圣道

Testimonios IV

1. Graciela Pardiñas

2. Vettiana Castro

1. 

Vivimos en un mundo que parece cada vez más acelerado y empujado por la tecnología, el consumo, las redes sociales, etc., etc., recibiendo impulsos ya sin saber de donde provienen, esa fuerza que nos hace apurar a todos - sobre todo sucede en las grandes ciudades- y genera la “ilusión” de velocidad, sin embargo hay aspectos importantes de la vida y es el tiempo que dedicamos a estar con nosotros mismos y a estar con los demás, pero sin distracciones.
Cuando prestamos atención y miramos con el corazón a los otros, nos damos cuenta que ambas cosas presentan desafíos, estar con otra persona exige abandonar ciertas seguridades propias; estar en serio con uno mismo exige aceptar la soledad, luego quien sabe estar consigo mismo sabe estar con otros y viceversa.
Siempre es más fácil relacionarse con quienes se parecen más a nosotros y está perfecto; pero quién termina ahí su mundo de relaciones sin aventurarse un poco más allá, no sabe lo que se pierde.
Viviendo “mi espiritualidad”, llegué al Centro de Espiritualidad Oriental Shèng Ài (hace casi 2 años), allí comencé la Práctica Espiritual Yánshèng Dào 言圣道 (Camino de La Palabra Sagrada), conjunto de Enseñanzas de los Santos y Budas que tiene como objetivo principal la liberación del ser humano de sus propias ataduras; tanto a nivel espiritual, emocional y corporal; a fin de purificarnos y lograr la meta de la Felicidad Suprema: el encuentro con nuestro Amado Padre.
Impartidas por Xiān dǎo Glauco Branda, el cual generosamente dando su tiempo, enseña como alcanzar el equilibrio interno para lograr la armonía exterior y alcanzar la meta de la Felicidad Suprema.
A pesar de estar transitando lo que me queda de vida y de pertenecer a una generación que teníamos como mujer un solo mandato de ser hijas, mejores esposas, madres, profesionales, etc. 

Y ahora que hice todas esas cosas lo mejor que pude con mi educación de base cristiana; lo que me queda de vida intento profundizar mi espiritualidad, aquí en Shèng Ài, estoy iniciando ese camino paso a paso, desarrollando pensamientos positivos en la mente, descubriendo lo que “no” estamos haciendo y deberíamos hacer; mejorar lo que estamos haciendo bien, sonriendo mucho, que hace bien y contagia a las personas que están a nuestro alrededor.

Atesorando los momentos gratos que compartimos al escuchar La Palabra Sagrada, junto a los compañeros los cuales son verdaderamente un apoyo.
Poco a poco voy en este camino recordando que un viaje de mil kilómetros empieza con un solo paso, comprometiéndome a buscar en mi interior para lograr ese vínculo sano y paz interna y esa transformación que genera el estar cerca de las Enseñanzas Sagradas.
El aprender a no juzgar, a ser reflexiva, a no ver los defectos en los demás y en cambio trato si con sinceridad de percibir los puntos buenos y fuertes de los demás y encontrar sus cualidades.

Y como dijo Buda: 

“La gran Bendición de escuchar La Palabra Sagrada 
cultivar las Virtudes
es para las personas que tienen preparado su corazón."
Aprovechar esta gran oportunidad
para dominarse y transformarse a sí mismo.”



Intentaré, sé que estoy comenzando el camino junto a los compañeros que me rodean, los cuales son emprendedores y tenaces, para que juntos podamos transformar estos nuevos tiempos y generar la Armonía con el entorno y lograr el equilibrio interno que genera esa Armonía.
Gracias Xiān dǎo, gracias compañeros y sobre todo 
GRACIAS DIOS!
TE AMO.

Mi meta aunque se es difícil y el camino empedrado,
como dice Buda en el Dhammapada:

“Igual que una flor bella y de brillante color,
pero sin perfume,
así son de estériles las buenas palabras
de quién no las pone en práctica.”

Con la ayuda de DIOS quizás lo logre.
Bendito TÚ eres SEÑOR ahora y siempre.
AMÉN.

Graciela Pardiñas

2.


Mi nombre es Vettiana.

Si bien hace ya unos cuantos años que conozco a Xiān dǎo Glauco Branda 

y el Centro de Espiritualidad Oriental - Shèng Ài 圣爱,

soy una de los integrantes con menor tiempo dentro de la Práctica Espiritual Yánshèng Dào 言圣道.

Luego de varias idas y venidas en mi vida, alcance muchos de los logros socialmente estipulados (viajes, desarrollo profesional, estabilidad emocional, etc., etc.).










Pero la sensación de vacío y esa búsqueda constante de algo más, siempre me acompañó. 

Una inquietud y pregunta constante: tiene que existir algo más, la vida tiene que ser más…

En el Centro Shèng Ài, finalmente encontré respuestas a esas inquietudes, encontré ese lugar en el mundo donde uno poco a poco aprende a verse como realmente somos.

Aprendí que tenemos una misión más elevada que la simple existencia, que todos los seres humanos tenemos una misión Espiritual o Celestial.

Encontré un Guía Espiritual, un Maestro, que con un increíble amor desinteresado, nos enseña a corregirnos, a vernos como realmente somos, a no auto sabotearnos, a amarnos a nosotros mismos con profundidad y respeto, pero principalmente con madurez y compromiso. 

A ser mejores cada día, a renovarnos constantemente.

Fue a través del Servicio Desinteresado, sirviendo una tasa de sopa, cortando una zanahoria, preparando una clase, recibiendo una sonrisa alegre o un cálido saludo, que comencé a entender las Enseñanzas de los Santos y Budas.

Con la guía certera de nuestro Maestro, que con tanta Sabiduría imparte dichas Enseñanzas, poco a poco mi corazón, comenzó a abrirse cada día un poquito más. 

Paso a paso comencé a vivenciar ese mandamiento tan hermoso que nos dejó Cristo Jesús y que muchas veces es malinterpretado, 

“Ámense los unos a los otros, como a sí mismos…”.

Pregunto: ¿Existe acaso otra forma de amor, que no sea el entregarse a los demás?
el asumir el compromiso de ayudar total y desinteresadamente a las personas a vivir cada día en mayor y mejor armonía?

Existe acaso otra forma de amor que: en un mundo material, egoísta, oscuro y con un corazón con mucha maldad, enseñarnos a vivir con austeridad, armonía, felicidad y con un corazón gentil?

Eso es lo que aprendemos todos los días en nuestro Centro, eso es lo que nuestra amada Práctica nos imparte y nuestro Guía nos enseña a través de su ejemplo todo el tiempo.

Aprendo a que se puede vivir de otra manera, a que cuando uno cambia todo cambia, pero lo más importante aprendí y aprendo a que si se puede cambiar.

A que si se puede hacer las cosas de otra forma, a que podemos estar en armonía y felicidad verdadera y no una alegría emocional y pasajera.

Nuestro Guía con mucho amor y profunda Misericordia nos enseña que el mundo y nuestro entorno es el resultado de nuestro corazón.

Reforzando nuestros aspectos positivos o guiándonos a profundas reflexiones sobre nuestros aspectos negativos podemos cambiar.

Nos enseña a transitar una vida espiritual, en un mundo material, a comprender el Amor de DIOS y de esta forma poder amarlo, a descifrar esa misión original que todos tenemos, a ver nuestra Verdadera Naturaleza, aprendemos a vivenciar nuestro “Verdadero yo”.

Son muchas las cosas que he podido aprender en este corto período, doy gracias al Cielo Santo y a DIOS por ello.

Doy gracias a mi Maestro Glauco Branda y compañeros de Sangha, por recibirme y permitirme formar parte de esta hermosa Práctica.


Gracias por mostrarme el camino.

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