La leyenda de San Nicolás de Myra
Su relación con los niños nace en una de las
historias que indica que alguien acuchilló a varios niños. Entonces el santo
rezó por ellos y obtuvo su curación casi inmediata. Pero además, Nicolás tenía
especial inclinación por los niños.
Su mítica fama de repartidor de obsequios se basa en
otra historia, que cuenta que un empobrecido hombre padre de tres hijas no
podía casarlas por no tener la dote necesaria. Al carecer las muchachas de la
dote, parecían condenadas a ser "solteronas". Enterado de esto, Nicolás
le entregó, al obtener la edad de casarse, una bolsa llena de monedas de oro a
cada una de ellas. Se cuenta que todo esto fue hecho en secreto por el
sacerdote, quien entraba por una ventana y ponía la bolsa de oro dentro de los
calcetines de las niñas, que colgaban sobre la chimenea para secarlos.
También fue nombrado Patrono de los marineros,
porque, cuenta otra historia, que, estando algunos de ellos en medio de una
terrible tempestad en alta mar y viéndose perdidos, comenzaron a rezar y a
pedir a Dios con oraciones tales como Oh Dios, por las oraciones de nuestro
buen Obispo Nicolás, sálvanos. En ese momento la figura de San Nicolás se hizo
presente y calmó las aguas.
En Oriente se le conoce como San Nicolás de Mira o
Myra, pero en Occidente como San Nicolás de Bari, ya que, cuando los musulmanes
invadieron el territorio antes griego y que hoy es Turquía, los cristianos
lograron sacar en secreto sus reliquias (1087) y las llevaron a la ciudad de
Bari en Italia. En esta ciudad se obtuvieron tantos milagros al rezarle al
santo que su popularidad se extendió rápidamente por toda Europa. Hay cientos
de templos en todo el mundo dedicados a su figura. Ya en el año 550, se erigió
uno en su honor en Roma.
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